Uno de los principales objetivos del escultismo es educar a los chavales de forma que adquieran una actitud crítica respecto al mundo que les rodea. Que ellos mismos sean partícipes de su propia educación, que consigan saber lo que les gusta y que tengan oportunidades para cambiar lo que no les gusta.
En las ramas se trabaja para que cada chaval tenga voz propia dentro de la unidad a la que pertenece. Gracias al trabajo en pequeños grupos dentro de cada rama, los chavales van adquiriendo protagonismo y encuentran un lugar donde expresar sus opiniones y donde desarrollar proyectos ideados por ellos mismos.
Pero no sólo deben tener voz dentro de su unidad. Al ser la pieza fundamental, es lógico que los chavales también expresen sus opiniones respecto al funcionamiento del grupo en general. Una manera de llevarlo a cabo es mediante el Consejo de Jóvenes. Se trata de un lugar de encuentro donde se debaten temas de grupo y donde las opiniones y propuestas de los chavales son las protagonistas.
El funcionamiento es sencillo: los representantes de cada unidad se reúnen con el representante del kraal y exponen los temas que se han tratado en sus ramas.
De estos Consejos de Jóvenes pueden salir diversas ideas como: el marco simbólico del próximo campamento de navidad, hacer un desayuno de grupo trimestral en los locales o elegir a qué asociación se destina el dinero recaudado en alguna actividad solidaria, entre otras muchas cosas, incluso puede ser un órgano de control para el kraal. El ejercicio de este órgano es fundamental para que los chavales vivan que tienen voz dentro del grupo, que sus ideas y propuestas son escuchadas y llevadas a cabo. Sin duda, el grupo es un lugar donde aprenden el viven el juego democrático.
A la vez el Consejo es un ejercicio estupendo para el kraal porque conoce de primera mano lo que los chavales quieren, esperan, lo que les gusta y lo que no del grupo. Y deben encargarse de velar por que se cumpla todo lo decidido en el Consejo. En el caso nuestro grupo, el San Jorge, El Consejo nos dijo que hacíamos pocas acampadas y de esta evaluación salió un compromiso de salir más al campo. Sin duda, el Consejo de Jóvenes nos ayuda a hacer mejor nuestra labor de educadores porque el grupo es de los chavales.