Sin embargo, a pesar de la importancia del progreso personal, ésta puede ser una tarea difícil y se hace necesaria la compañía de un grupo y un adulto que anime a los jóvenes.
Por ello, los jóvenes se reúnen en clanes, en los que, durante tres años, irán incorporándose al mundo adulto, y preparándose para él. En el clan contarán con la compañía de un adulto que les anime y les guíe.
El servicio y el compañerismo son las bases de esta etapa, en la que la acción social es el centro de la actividad del clan.