Carta del Papa en el centenario de los scouts

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 3 julio 2007 (ZENIT.org).

Carta que ha dirigido Benedicto XVI con motivo del centenario de los scouts.

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El 1 de agosto se celebrará el centenario de la apertura, en la isla de Brownsea, en Inglaterra, del primer campo scout, organizado por Lord Baden-Powel. Con este motivo, todas las personas, jóvenes y adultos, que en el mundo un día han pronunciado la promesa scout serán invitadas, individualmente o en grupo, a renovarla y ofrecer un gesto de paz, subrayando cómo la vocación de «artesano de paz» está ligada al ideal scout.

Desde hace un siglo, a través del juego, la acción, la aventura, el contacto con la naturaleza, la vida de equipo y el servicio a los demás, se ofrece una formación integral a todos los que se unen al escultismo.

Fecundado por el Evangelio, el escultismo no es sólo un lugar de auténtico crecimiento humano, sino también el lugar de una propuesta cristiana fuerte y de una verdadera maduración espiritual y moral, así como de un auténtico camino de santidad.

Hay que recordar, como subrayaba el padre Jacques Sevin, S.I, fundador del escultismo católico, que «la santidad no tiene tiempo ni uniforme». El sentido de responsabilidad que despierta la pedagogía scout lleva a una vida en la caridad y al deseo de ponerse al servicio del prójimo, a imagen de Cristo servidor, basándose en la gracia que ofrece Cristo, en particular a través de los sacramentos de la Eucaristía y del Perdón. […]

Los dirigentes scouts se acordarán de que ante todo tienen que despertar y formar la personalidad de los jóvenes que les han sido confiados por las familias, ayudándoles a encontrarse con Cristo y educándoles en la vida de la Iglesia. También es importante que se manifieste y se desarrolle entre los scouts y entre los diferentes movimientos la «fraternidad scout», que forma parte de su ideal inicial y que constituye, en particular para las jóvenes generaciones, un testimonio de lo que es el Cuerpo de Cristo, en el que, según la imagen de san Pablo, todos están llamados a cumplir una misión desde el lugar que les corresponde, a alegrarse con el progreso de los demás y a apoyar a sus hermanos en las pruebas (Cf.. 1 Corintios 12, 12-26).

Doy gracias al Señor por todos los frutos que, a través de este siglo, ha ofrecido el escultismo. Con toda la Iglesia, confío en que los diferentes movimientos […] continúen su camino, con un apoyo cada vez más intenso entre los movimientos, y que propongan a los chicos y chicas de hoy una pedagogía que forme en ellos una personalidad fuerte, fundada en Cristo y deseosa de vivir los altos ideales de fe y de solidaridad humana.

Desde este punto de vista, la promesa y la oración de los scouts constituyen una base y un ideal que hay que desarrollar a través de la existencia. Ya lo recordaba Lord Baden-Powel: «¡Sed siempre fieles a vuestra promesa scout, aún cuando hayáis dejado de ser muchachos, y que Dios os ayude a hacerlo así!». Cuando el hombre se esfuerza por ser fiel a sus promesas, el Señor mismo fortalece sus pasos.

A los scouts y guías […], a los jóvenes, a los adultos y a los capellanes que les acompañan, a las familias, a los antiguos scouts y guías, les imparto de todo corazón la bendición apostólica […].

Vaticano, 22 de junio de 2007

BENEDICTUS PP. XVI

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